sábado, 13 de febrero de 2010

Huésped de un Cuerpo Vivo

-“Y es por eso que así les digo a las personas que mueren para uno pero siguen en este mundo, fantasmas en cuerpos”

Así estaba filosofando con mi hija de 19 años en el balcón del apartamento que a mi esposa y a mí nos costó tanto terminar de pagar. Ella se quedó pensando unos segundos, me vio a los ojos con una cara llena de sospecha y me dijo:

-“¿Y si tú también eres un fantasma para muchos otros? Posiblemente mucha gente te ve y se les revuelve el estómago, o te recuerdan con gran resentimiento. Y hasta te justificas diciendo que tú sí tienes razón y tus acciones son justificadas, no como las de tus fantasmas. Tú también has hecho daño, papi.”

De esa forma, mi hija, sí, ella, la que se retrasó un año en el colegio por mentirme diciendo que sí iba a clases, la que tenía su cuerpo lleno de moretes por escaparse en las tardes a patinar, la que tuvo una alergia grave en el cuero cabelludo de tanto teñirse, la que me preguntó a los 17 años si le compraba silicón, ella… la otra mujer que se había ganado mi corazón; tan callada pero cuando habla… habla; sí, ella, ella tenía toda la razón. Soy un fantasma orgulloso, egocentrista, ignorante, indiferente, y además subestimé a mi propia hija. Con razón era tan rebelde, y yo tan muerto en un cuerpo que pensaba vivo.


Guillermo García G.