miércoles, 18 de mayo de 2011

Ciclos

Y mientras se hospedaba
En el prolongado lamento,
La felicidad llegó sin anunciarse
Ni siquiera en el desesperado
Augurio de la fe.
Un cielo que refleja
Su perfecto color
Sobre el límpido mar
Muestra un cálido
Y nutritivo sol que
Nuevamente
Deja ver sus rayos,
No para secar,
Asfixiar, quemar y agotar,
Si no para enriquecer
La vida y permitir
Que un nuevo y largo ciclo
Dé frescura al amor.

Guillermo García García.

3 comentarios:

  1. ¡Qué asombrosa paradoja es la conducta humana!
    Nos abrigamos y desarropamos de acuerdo a los cambios del clima, mas nunca nos preparamos para enfrentar las estaciones del alma: mientras resbalamos en el hielo de la indiferencia, nos derretimos al calor de las adulaciones; el viento de la desesperanza se lleva el techo de nuestros sueños y repetidamente nos anegan los ríos de lágrimas...

    ¡Qué asombrosa e inexplicable paradoja es la conducta humana!

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  2. Lo más inexplicable y curioso es como, a sabiendas del mal que nos espera, decidimos muchas veces disfrutar del sol sin pensar en una sombra, refrescarnos en el frío sin reparar en un abrigo, nadar en las fuertes corrientes sin planear como salir de ellas, y lanzarnos al vacío, junto con el viento, sin considerar primero que las alas del alma estén ya preparadas.

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