miércoles, 16 de diciembre de 2009

La mató

—La mató.
— ¿Que?
—Pablo, la mató…la terminó matando, el bastardo… ya se veía venir, pero nadie hizo nada.

Esas fueron las últimas palabras que Rosa, mi hermana, me comentó entre lágrima y lágrima cuando me llamó para avisarme que Pablo había matado a su novia, Me.

Pablo era mi amigo desde hacia ya muchos años, yo no sabia por qué. La nuestra era una de esas amistades en las que las personas que la componen ya no tienen nada en común. Pero por la gran cantidad de años de conocerse se desarrollan una especie de dependencia, como un vicio.

Me era amiga de Rosa. Y fue ella, mi hermana, quien se la presentó a Pablo. No hubo amor a primera vista, sino obsesión. Nosotros lo notamos, y aun más, Me le comentaba a mi hermana de los abusos y perturbes de Pablo, pero ella y yo no expresamos ninguna queja al respecto. Y fue así como la bestia asesino a la bella sumisa.

Recibí la terrible llamada de mi hermana a eso de las 2:30 de la mañana de un sábado. Tres horas después, me dirigí a la comisaría donde tenían a Pablo preso. Cuando pude entrar a verlo, él se encontraba sentado en la banca de una mugrienta celda hecha de oxidados barrotes de acero, lo tenían encerrado como el animal que era. Cuando me acerque a la celda, no pude evitar saludarlo con un “¡que has hecho imbécil!”
— ¡Robert!, que dicha que viniste.
— ¡sos un cerdo, eso es lo que sos!

Después de cagármele en el día que había nacido y de descargar toda mi furia en este acto le exigí que me contara lo que sucedió. El accedió, no tenia otra opción:

“Robert, vos sabes como ERA ella, me celaba, siempre lo hacía. Y vos sabes lo que yo pienso: para tener una relación hay que ser manipulador. El manipulado es el que siempre termina comiendo mierda. Y era por esto que yo siempre iba a los puteros con mis compañeros de trabajo, y era por eso que siempre le daba vuelta con cuanta vieja se me atravesara.

“Pero esto no bastaba para que ella aceptara su posición en la relación. Ella salía cuando podía con sus putas amigas. Y ella se rehusaba a darme la clave de su e-mail para que yo pudiera revisar su correo. Pero la gota que derramo el vaso fue cuando, según ella, por respeto y muestra de solidaridad decidió ir hace dos semanas al entierro de la madre de su exnovio Adrián, con el que siempre me celaba. Esto solo lo hace una puta con ganas de una cogida de su ex.

“Yo me negaba a hablar de comunicación y confianza con ella. ¡No confío ni en mi propia sombra! Esas, son mierdas de cuentos de hadas y el que se deja llevar por esas cosas es bastante imbécil. La verdad es que Me no me merecía. Solo servía para una cosa, coger. Creo que era por esto que yo seguía con ella y aguantaba sus abusos.

“Sucede que ayer en la noche la fui a visitar. Y después de un rato de compañía, la situación se puso caliente. Decidimos tener sexo en la cocina. Iniciamos con un poco de sexo oral, la verdad es que voy a extrañar su sexo oral, era una salvaje, la manera en la que ella me la chupaba y luego me miraba a los ojos… mientras todavía la tenía en su boca. Después la tome e hice que se recostara boca abajo sobre el mueble del lavaplatos. En su espalda desnuda, mínimas gotas de sudor brillaban. Le abrí las piernas con mis piernas y lentamente le metí mi guaba. Sus gemidos me volvían loco, pero fue el sonido de mis muslos chocando con sus nalgas lo que consideré un exquisito manjar.

“Después de eso todo salio mal, la muy perra estaba jugando conmigo. En medio del acto, ella, entre gemido y gemido de un pronto a otro, emitió un sonido que se coló en mi mente para envenenarla. Era una “a”, era una “a” después de cada gemido. Y después esa vocal fue progresivamente asfixiando todo gemido. Sentí como, mientras teníamos sexo, mi cuerpo se iba llenando de ira de pies a cabeza, como cuando un volcán se prepara para hacer erupción. Y llego el tope: cuando ella pronuncio la maldita vocal de nuevo, tomé un pica-hielo que se encontraba en el lavaplatos y lo clave en la cien derecha de la cabeza de Me que la tenia recostada en dicho mueble. El pica hielo, que le salió por el ojo izquierdo, terminó clavándose en el mueble. Me había artado de escuchar la “a” de Adrián… Ella yacía como un insecto clavado con un alfiler en una lámina de madera en medio de una exposición de biología. Su sangre brotaba lenta y tibia por sus lesiones. Bañaba todo a su alrededor, como una lava que nunca se iba a detener.”

Ante las palabras de Pablo, sentí como un olor nauseabundo nacía en las raíces de mis neuronas. Era odio, odio hacia este monstruo que mis ojos vislumbraban con tanto repudio, ese monstruo que escupía alambres de púas cuyo fin era enredarse y estrangular mi humanidad.

“Mae, pero tranquilo, después me la termine de coger.”

2 comentarios:

  1. Parte de la realidad de la vida es la ignorancia y la insensibilidad!

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  2. jueputa cuento.. mae demasiado siniestro.. asi a lo edgar allan poe.. me choco el lenguaje... porque di no me lo esperaba... pero le encontre sentido cuando dije... di si cuando uno está en un estado de desesperación asi y uno suelta todo di pues ese es el lenguage que uno usa... bien logrado.. demasiado macabro.. chocante... dificil de digerir... bien hecho mae.. definitivamente esto no es cuento facil de digerir... lleva su tiempo... bastante bizarro!!

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